No te empujaré a hacer algo que no desees porque te acabaré tirando.
Respetaré tu momento. Sí algún día necesitaras de mi, te prestaré mis manos y mi tiempo
No te obligaré a construir aquello para lo que todavía no estás preparada.
No hablaré por ti porque estoy segura de que tú sabrás encontrar las palabras adecuadas para hacerte entender y explicar lo que te pasa.
No cuidaré de ti. Si lo permites, te acompañaré en el camino, porque estoy segura en que tú sabrás cuidarte.
No caminaré por ti, porque tengo la seguridad que tus piernas son fuertes y te llevarán lejos.
Tampoco pensaré por ti porque sé que eres libre para hacerlo.
No me pondré en tu lugar, porque he aprendido que las personas necesitan su espacio.
No soñaré por ti, porque entonces no serán tus sueños si no los míos.
No reiré por ti, porque sé que tu felicidad depende solamente de ti.
Tampoco lloraré por ti, porque he comprendido que necesitarás de la tristeza para descubrir y valorar lo verdaderamente importante en tu vida.
No amaré por ti, porque el amor te hará invencible.
No caeré por ti, porque bien sabes que los fracasos te harán más sabia.
No me levantaré por ti….pero estaré ahí para ver como lo haces.
Y no te empujaré a ser…quien tú no quieras ser.
A veces lo más complicado en un acompañamiento en un proceso de cambio es hacer ver al otro/a ( a veces a nosotras mismas) que es imprescindible dejar las prisas colgadas en el perchero. Que la impaciencia es prima muy lejana de la ciencia y que un buen plato se hace a fuego lento . Y que para degustarlo es necesario poner todos los sentidos sobre la mesa.
( Y como siempre, para finalizar…un enlace para seguir enlazados)