
Prevenir una recaída es posible. Cuando decides dejar de consumir alcohol u otras sustancias no sólo te limitas a realizar un cambio “cosmético” pasando de consumidor/a a abstemio/a de la noche a la mañana, sino que apuestas por dejar atrás tu biografía de consumo y te comprometes a establecer nuevas dinámicas y a recuperar viejos hábitos ya olvidados.
A la mejoría física de las primeras semanas, sumas la sintonía en tus relaciones familiares. La estabilidad emocional y la autoestima van en aumento. El tiempo que pasabas en el bar o buscado tu sustancia preferida es sustituido por estar más tiempo casa y por otras formas de gestionar tu ocio y tiempo libre (deporte, lectura, cine, etc). En definitiva, las fuentes de placer asociadas al consumo desaparecen y son reemplazadas por un estilo de vida más saludable.
Cuando se produce una abandono o un estancamiento en estos cambios (no sólo el hecho de haber dejado de consumir) puedes estar ante un «escenario» al que debes de prestar atención y así evitar posibles recaídas.
Vamos a analizar con más atención estas situaciones, dinámicas, pensamientos y estados emocionales que pueden anunciar una recaída, antes incluso de probar una gota de alcohol o una simple raya de coca.Es la que llamamos «RECAÍDA SECA».
- Indicadores externos de recaída.
- Volver a pasar mucho tiempo en el bar.
- Retomar relaciones personales asociadas al consumo.
- Volver a frecuentar ambientes asociados al consumo.
- Substituir el consumo por otra conducta adictiva. (como por ejemplo,el juego)
- Abandonar actividades de ocio e tempo libre adquiridas (cuando habías decidido ponerte en acción)
- Recurrir a bebidas sin alcohol substitución / compensación.
- Y por supuesto , un consumo puntual ( un «por una no pasa nada«)
- Indicadores internos.
- Estar ansioso/a. Hay personas que han aprendido a utilizar el alcohol o otras sustancias para eliminar o manejar su ansiedad. Todos en mayor o menor medida podemos presentar en algún momento de nuestra vida momentos de ansiedad o de estrés , pero si estos se mantienen durante mucho tiempo pueden ser un potente disparador de consumos.
- Estar deprimido.Otras personas en cambio recurren a las drogas para mitigar sentimientos de tristeza, soledad. Estar triste no quiere decir estar deprimido (pero si este tipo de emociones persisten en el tiempo debes de estar atento/a).
- Estar irritable, irascible, susceptible:sentir que todo te molesta.
- Sentirte incómodo/a, frustrado/a, insatisfecho/a.
- Fantasear con volver algún día a consumir. Soñar o tener pesadillas con el consumo
- Anhedonia: no disfrutar de de nada.Ni de la familia, ni del tiempo libre, ni del trabajo. Muchas personas son buscadoras de emociones. Aventureros acostumbrados a niveles de placer/alivio inmediato, y una vez que abandonan las drogas les cuesta encontrar y disfrutar de actividades que les llenen.